Cómo diseñar tu Estrategia Digital

Ene 11 2018

Por Roberto Fuentes Martínez

El objetivo maestro que se pretende conseguir al definir una estrategia digital es la creación de valor. En cualquiera de sus contextos. Pero el valor es algo relativo dependiendo de a quién se aporte. Los tres grupos principales que compiten por el valor son los clientes, los accionistas y los empleados.

El valor del accionista está directamente relacionado con los beneficios y es medido en términos de ingresos, costes, y riesgos.

Con los clientes se puede crear valor, pero lo que los accionistas quieren saber es si ese valor entendido en términos de creación de riqueza se capta.

En las empresas comerciales, cuando se realiza cualquier acción de mejora se espera que tenga un retorno monetario o, al menos, que deje posicionada a la empresa para que pueda obtenerlo en un futuro. Las organizaciones han ido ofreciendo una variedad cada vez mayor de productos y servicios y una variedad de canales de distribución y venta a muchos y diferentes clientes.

Los CIOs tienen como misión dar soporte a la creación de valor para el negocio y transformar internamente la función de IT para que en un futuro pueda proporcionar mayor valor a negocio con el menor coste posible. Para ello deben optimizar las inversiones realizadas en tecnologías seleccionándolas que mayor valor aporten, así como adoptar nuevas formas de funcionamiento que permitan mayor agilidad y flexibilidad para adaptarse a los cambios.

La estrategia digital no es única. Cada empresa y cada momento tienen su mejor estrategia digital. Es importante conocer los pilares fundamentales y hacer especial énfasis en gestionar bien el proceso de cambio, la comunicación, y la gestión de conocimiento. Además, en la mayoría de los casos los programas de transformación fallan por cuestiones que poco o nada tienen que ver con la tecnología. Los cambios culturales son los más complejos, los que merecen más atención, porque se trata de cambiar a personas, de cambiar voluntades. En empresas con una cultura tradicional muy arraigada, es importante prestar el tiempo suficiente al momento inicial en el cuál se toma conciencia de la necesidad de cambio, y de las posibilidades que ofrece la tecnología y las nuevas formas de trabajo.

Las empresas que se lanzan a ejecutar grandes programas de transformación con enormes presupuestos aprobados antes de empezar tienen una tasa de fallo significativa. En ocasiones es mucho más seguro y eficiente comenzar con presupuestos más limitados, iniciativas más concretas en áreas críticas donde se conoce que el retorno y las posibilidades de éxito son mayores. Para ello es importante preparar un buen plan que ayude a encajar las piezas ya priorizar las acciones de forma eficiente.

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Roberto Fuentes Martínez


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