Roberto Fuentes Martínez
“Quien no sabe dónde va, llega a medio camino de ningún sitio”
Anónimo
La creación de valor:
El objetivo maestro que se pretende conseguir al definir una estrategia de transformación digital es la creación de valor. En cualquiera de sus contextos. Pero el valor es algo relativo dependiendo de a quién se aporte. Tres grupos principales que compiten por el valor son los clientes, los accionistas y los empleados.
Con los clientes se puede crear valor, pero lo que los accionistas quieren saber es si ese valor entendido en términos de creación de riqueza, se capta.
En las empresas comerciales, cuando se realiza cualquier acción de mejora se espera que tenga un retorno monetario o, al menos, que deje posicionada a la empresa para que pueda obtenerlo en un futuro.
Las organizaciones han ido ofreciendo una variedad cada vez mayor de productos y servicios y una variedad de canales de distribución y venta a muchos y diferentes clientes.
Los CIOs tienen como misión dar soporte a la creación de valor para el negocio y transformar internamente la función de IT para que en un futuro pueda proporcionar mayor valor a negocio con el menor coste posible.
Para ello deben optimizar las inversiones realizadas en tecnologías seleccionando las que mayor valor aporten, así como adoptar nuevas formas de funcionamiento que permitan mayor agilidad y flexibilidad para adaptarse a los cambios.
En el negocio digital podemos definir los siguientes objetivos principales como elementos de medida del valor generado, que pueden lograrse con la ayuda de IT y mediante la adopción de nuevos enfoques organizativos:
Las palancas de valor: clientes
Las palancas de valor: productos y servicios
Las palancas de valor: procesos (I)
Las palancas de valor: procesos (II)
Las palancas de valor: información
Las palancas de valor: capital humano y marca
El impacto de los proyectos:
El impacto final en los resultados de la empresa se reparte entre las diferentes partidas de cuenta de resultados y balance, dependiendo de la naturaleza de cada proyecto. Una inversión en un proyecto particular de IT, puede redundar en una mejora en el propio ámbito de IT o en una mejora en el perímetro del negocio, ya sea reforzando el área de ventas, marketing, o posicionando la empresa para adaptarse ágilmente a los movimientos del mercado. En la figura podemos ver algunos ejemplos del impacto de los proyectos.
La Estrategia Digital:
Es un objetivo recurrente conseguir el alineamiento entre la estrategia corporativa y la estrategia IT. En muchas empresas, el área de IT es tratada como un proveedor interno y como tal, es medida en términos de servicio entregado y coste de dicho servicio. Para establecer una estrategia IT robusta necesitamos conocer cuáles son las líneas que traducen las necesidades de negocio en necesidades IT.
Así las cosas, el valor del accionista está directamente relacionado con los beneficios y es medido en términos de ingresos, costes, y riesgos.
La estrategia IT no es negocio ni tecnología, es la interfaz entre ambos. Es la gestión de la demanda de capacidad de IT y del suministro de esa capacidad. Se articula como un proceso iterativo para alinear las capacidades de IT con los requerimientos del negocio. Asegura que el dinero invertido se convierte en el mayor valor posible para el negocio.
La estrategia digital es el punto de partida de cualquier proceso de cambio tecnológico, alineando a las personas de la organización, los procesos y las tecnologías.
1. Estrategia Digital
2. Personas y Cultura
3. Procesos orientados al cliente
4. Nuevos modelos de negocio, nuevas habilidades, eficiencia interna
5. Habilitadores: tecnologías innovadoras y nuevas metodologías
Los niveles de madurez digital:
Dentro del proceso de cambio, debemos establecer un objetivo futuro. Es evidente que el presupuesto es limitado y, por tanto, las iniciativas de inversión se tienen que ajustar a una cartera de proyectos y obtener un retorno rápido. Para ello habitualmente se trabaja con niveles de madurez que facilitan el proceso de identificación del estadio actual y los sucesivos pasos que la empresa puede dar hasta obtener el escenario deseado.
El framework de transformación:
La estrategia digital ha traído de cabeza a empresas de todos los sectores. No es raro el CIO que ha tenido en su mesa el encargo de digitalizar su compañía y se ha encontrado sin una metodología robusta que le de confianza en ese arduo camino. Para ello es habitual apoyarse en frameworks ya testados que guían los pasos a dar dentro del gran programa de transformación, manteniendo a la vez un big picture del proceso global para no perder la perspectiva del negocio.
Selección y priorización de iniciativas
Una vez identificadas las posibles iniciativas a incluir en el programa, se seleccionan las acciones que sean más relevantes y útiles, que tengan el potencial para crear valor significativo para el negocio y que cubran los gaps de desempeño. Los managers pueden mapear las ideas anteriores con los retos actuales del negocio, identificando las áreas de alineamiento. Desarrollan un business case basado en beneficios al negocio, como el potencial de incremento de ventas o reducción de costes, por ejemplo, para priorizar.
Los procesos de cambio y de gobierno
La gestión del cambio, la evolución de los procesos de gobierno y la comunicación, son aspectos clave para llevar a buen término un programa de transformación. El papel de las oficinas de transformación digital, como una evolución de las tradicionales PMO, ofrecen un soporte al proceso global que facilita la adopción por parte de la empresa y el alineamiento entre los procesos y recursos, recogiendo a su vez las métricas de avance.
- Gestión del cambio, riesgos y comunicación: La gestión del cambio debe gestionarse adecuadamente, asegurando que se entienden los objetivos, estableciendo los canales de comunicación apropiados y definiendo los mensajes necesarios para cada grupo de interés. La deteccion temprana de resistencias al cambio es vital para establecer planes de choque que permitan desbloquear el programa de transformación y gestionar su avance sin poner en riesgo el funcionamiento actual del negocio, asegurando su continuidad.
- Gobierno, seguridad y metodología global: La definición de procesos, políticas, roles y organización es clave para un correcto alineamiento de las personas y recursos destinados al programa de transformación.
- Gestión del portfolio de Proyectos – Oficina de Transformación Digital: Para asegurar que los procesos de gobierno se siguen y a la vez recoger las métricas del programa de transformación, así como las lecciones aprendidas, es conveniente centralizar estas actividades en una oficina de transformación digital, que garantice los recursos necesarios y su alineamiento para llevar a cabo el seguimiento de los proyectos que forman parte del programa.
Conclusiones finales:
La tecnología en sí misma no es lo que define el momento actual, ya que está presente desde hace varias décadas. La clave está en que hemos llegado a un momento en que la tecnología sustituye de manera significativa en cada vez más actividades al ser humano, y no solo en lo cotidiano, sino también en el terreno empresarial. Si bien hasta ahora podía ser una fuente de reducción de costes, los recientes avances como Big Data y las nuevas técnicas de marketing online, están habilitando también nuevas formas de obtención de ingresos. La reducción de precios de los dispositivos móviles y de los accesos a internet, impulsan su adopción por parte de la población mundial y de las empresas.
Hoy en día disponemos de ciertas capacidades que ya existían hace años pero que, por la escasa penetración de entonces, apenas se había generalizado su uso. Esto modifica incluso los hábitos de consumo y los procesos de compra, a la vez que habilita nuevas formas de operación a las empresas. Las nuevas startups están sabiendo aprovechar estos cambios, ganando terreno en mercados ya establecidos. La generalización de estos cambios y no su aparición aislada, es lo que se traduce en una verdadera transformación digital.
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