No hagas caso a tu madre, habla con los extraños

Sep 13 2017

Acercarse a nuevos compañeros de trabajo de distintos lugares y conociendo distintas culturas, hace que el trabajo en equipo sea mucho mejor.

David Sánchez Romero

Dejadme que os cuente una historia.

Hace muchos años trabajé en Cooperación Internacional, en el campo de la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. En una ocasión, en una visita a varias comunidades indígenas de las que aún sobreviven en el Amazonas, Hugo, un compañero mío, pasó uno de los peores tragos de su vida, por no decir el peor ... por el mero hecho de tratar de ser cortés.

Sucede que, al llegar a una comunidad determinada en la que se rigen por un matriarcado bastante severo, Hugo fue a saludar a la jefa de la comunidad con una gran sonrisa y le estrechó la mano con entusiasmo. Desgraciadamente para Hugo, estrechar la mano de una mujer para la cultura de aquella gente significa proponer abiertamente mantener relaciones sexuales, algo bastante inadecuado (y más si lo haces a la anciana matriarca de la tribu, frente a toda su comunidad y a su pareja). Hugo fue atado, encerrado y sentenciado a muerte en menos de dos minutos y sólo se salvó porque la intermediaria y traductora que le había acompañado hasta allí era una funcionaria que llevaba años trabajando con esta comunidad, y que era muy querida allí. Acabaron aceptando sus explicaciones y disculpas, eso sí, tras dos largos días de discusiones. Al final, Hugo regresó sano y salvo, pero se le prohibió regresar definitivamente por allí.

¿Por qué os cuento esto? Porque esta anécdota es un buen ejemplo, llevado al extremo, de lo importante que es tener en cuenta las diferencias socioculturales a las que nos tenemos que enfrentar los que estamos en las empresas tecnológicas, especialmente las que tenemos sedes en más de un lugar, tanto sea a nivel nacional como internacional.

En atSistemas somos cerca de un millar de personas distribuidos en 6 centros de trabajo en España, pero con procedencias todavía mucho más diversas que eso y trabajamos con gente de muchos países. Saber ponernos en el mismo plano de comunicación cuando interactuamos es fundamental para poder hacer valer la cultura de la colaboración y el valor de confianza que atSistemas tiene entre sus pilares.

Desde hace años se ha insistido en que los tres pilares fundamentales de una empresa tecnológica son hardware, software y peopleware. Y trabajar el tercero no implica sólo disponer de un departamento de Recursos Humanos que gestione adecuadamente a las personas. Es un trabajo de todos y cada uno el crear una cultura proactiva de conocimiento de nuestros interlocutores y empatía con su propia cultura de comunicación. Por poner un ejemplo, el simpático vacile del que hacen gala muchos madrileños en su sentido del humor puede ser percibido como una actitud arrogante por alguien educado en Cataluña.Y sin embargo, en Andalucía algunos pueden percibir como arrogancia la formalidad que muchos catalanes pueden tener en el trato diario. Hay interminables ejemplos, en todas direcciones.

En el mundo de la tecnología en el que nosotros estamos, cada vez es más necesario gestionar esta diversidad. Externalizaciones a China o India, que nos dan la oportunidad (y el desafío) de trabajar con culturas muy distintas y distantes. Incorporaciones a la plantilla de personas que han venido de otros países y otros continentes, y tienen que vencer barreras culturales (y a menudo lingüísticas). Adaptación constante de nueva terminología, predominantemente anglosajona pero que suele tener una repercusión técnica importante.

No podremos seguir a la vanguardia si no somos capaces de adaptarnos al entorno al que pertenecemos: primero nuestra propia comunidad, luego nuestra oficina, después nuestra empresa, pero también nuestra especialidad técnica y nuestro ecosistema tecnológico global, constantemente en mutación.

Porque los códigos sociales son distintos en cada lugar (¡incluso en cada empresa de un mismo lugar!). En todos los roles es fundamental que sepamos que en un momento dado podemos gestionar o ser gestionados por personas cuyos códigos de comunicación son muy distintos a los nuestros. Por ello es fundamental usar una serie de claves. Entre otras:

1.      No tomar nunca como personal un comentario, observación, crítica o sugerencia que provenga del ámbito profesional. Por muy desconsiderado que nos parezca alguien o algo, lo importante es preguntarse cuál es el fondo de la cuestión de forma aséptica y tratar de resolver o responder si es necesario de la misma forma.

2.      Si en algún momento creemos que alguien no nos está entendiendo o percibimos cualquier cuestión no profesional latente, lo mejor es tratar de hablar lo más directamente posible con esa persona: una reunión, una videoconferencia, una llamada o cualquier medio en el que de forma relajada se pueda conversar abiertamente sobre el malentendido y resolverlo. En determinados casos podemos pedir la mediación de un superior o un tercero si creemos que hay otros elementos en conflicto.

3.     Trata de conocer un poco a las personas con las que vas a trabajar: de dónde son, qué tipo de carácter tienen. Empatiza con ellas en lo que te sea posible y déjate conocer un poco también. Muchos aseveran que no vienen al trabajo a hacer amigos, pero es evidente que cuantos más amigos tengas en el trabajo más fácil será llevarlo a cabo.

4.     Sé humilde, cualquiera que sea tu cargo y posición. La humildad hace que las personas con las que interactúas se sientan más a gusto y obren con más naturalidad y confianza, y eso siempre redundará en favor de los proyectos en los que trabajéis.

5.     No creas demasiado en las obviedades. Eso es válido para casi todo, pero en las diferencias socioculturales es especialmente patente. Observa, pregunta e imita en lo posible los comportamientos que veas en los entornos distintos al tuyo, y estate abierto a nuevas interpretaciones o formas de comunicar de la gente que se incorpore a tu entorno. No todo el mundo se adapta con facilidad a nuevos equipos, a nueva cultura de empresa.

6.     Y, sobre todo, evita los prejuicios y los tópicos. Pueden ser adecuados para unas bromas en el bar, pero son la antítesis de la productividad y la eficiencia en el trabajo.

Y, siempre que puedas, viaja a lugares distintos a los que conoces para que tu mente siga abierta a esas diferencias, para seguir en evolución y para que no te atrape tu zona de confort sociocultural. Acércate a los nuevos compañeros de trabajo que podrán aprender mucho de ti, y a su nuevo entorno. Del mismo modo, ellos tal vez te aporten nuevos puntos de vista que te enriquecerán.

 

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David Sánchez Romero


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