Raquel Millán: "El Reto Pelayo Vida ofrece un mensaje de optimismo y superación"

Nov 15 2019

Por Redacción atSistemas

A Raquel Millán no se le pone nada por delante. Es consciente de que la vida le ha dado una segunda oportunidad y está dispuesta a exprimirla al máximo. Hace unos días, nuestra compañera más “mediática” regresaba a España tras participar en una nueva edición del Reto Pelayo Vida: su gran aventura en el Nevado de Sajama después de que la montaña mostrara su peor cara y pusiera muy difícil culminar el gran reto. Pero, pese a encontrarse con vientos de hasta 60 km/h y hasta 30 grados bajo cero, Raquel no se rindió y es un ejemplo para otras mujeres que día a día tienen que enfrentarse a adversidades.  

El Reto Pelayo es una iniciativa que busca lanzar un mensaje de superación a través del deporte: “Para mí el Reto Pelayo Vida ha supuesto cumplir el objetivo con el que me presenté: un reto personal y deportivo y también sabiendo que visibilizas un mensaje de esperanza y optimismo para otras personas que se enfrentan a la enfermedad a diario”, cuenta Raquel, un ejemplo de superación que, desde que comenzó el proceso no ha perdido la sonrisa y, menos aún las ganas de coronar el Nevado de Sajama

 

 

Después de pruebas muy duras, sobre todo físicas y un metódico entrenamiento, solo 9 de 282 candidatas llegaron a la fase final. En esa última prueba y tras haber aprendido a caminar con crampones entre la nieve, todas ellas bajaron a Sierra Nevada e hicieron tres “tresmiles”: el Mulhacén, el cerro de los machos y el Veleta. Finalizar todas estas pruebas no fue sencillo: solo quedaron esas nueve mujeres, de las que se hizo esta selección de cinco entre las que estaba Raquel: “tras recuperarme de la enfermedad, había vuelto a incorporarme al deporte y, aunque el año anterior estaba con la duda, porque no me veía preparada, cuando me informé ya habían cerrado inscripciones. Al año siguiente, cuando abrieron candidaturas, me lo plantee con mi amiga Estrella y tuvimos la suerte de que nos cogieron a las dos”, comenta sin poder evitar que se dibuje una sonrisa en su cara.  

 

 

“Para mí uno de los objetivos del Reto Pelayo era demostrarme que ya estaba bien, incluso para poder hacer una expedición así, pero también refleja el poder de superarte ante la adversidad: para mí, es de alguna forma un pequeño homenaje al médico que me diagnosticó, ya que me dijo que iba a ser un proceso duro, pero que estaría bien y que por ejemplo, ese mismo año había un grupo de chicas que, tras superar la enfermedad, habían subido al Kilimanjaro y esa fue la primera edición del Reto Pelayo Vida. Eso me dio esperanza, al ver que la gente puede recuperarse y hacer su vida normal y, no solo eso, sino también que puede llegar a hacer grandes cosas. El reto para mí es demostrarme que sigo viviendo, que puedo ser feliz”, apunta nuestra compañera.  

 

"Por fin me tocaba vivir algo especial"

Raquel no ha tenido una vida fácil: “para mí, el hecho de haber participado en esta iniciativa ha sido como por fin vivir algo especial, ya que he pasado años muy duros por el fallecimiento de mi madre por ELA y mi enfermedad y, a ella he querido rendirle un pequeño homenaje participando en este reto, ella era muy fuerte, casi siempre con su sonrisa y fue mi referente en los momentos difíciles.  

 

Además, Raquel cree que todo pasa por algo: “creo en las señales, ha habido una serie de coincidencias que me han hecho pensar en que este era mi reto; que ya mi médico me hablara de aquella edición y que una de las chicas que participó, Rosa Fernandez, haya sido nuestra jefa de expedición, no podían ser casualidades”. 

 

 

Respecto a la preparación, para Raquel lo más complicado ha sido compaginarlo con la vida diaria: "desde que me inscribí he ido todos los fines de semana a la montaña, además, lo combinábamos entre semana con el gimnasio, correr, bicicleta...  después de todo esto, tan solo he vivido un momento en el que lo vi peligrar por una duda en un resultado del reconocimiento médico, pero me ampliaron las pruebas y todo correcto”.  

 

Los apoyos que ha recibido han jugado un papel muy importante para Raquel: “seleccionar uno entre todos ellos es muy difícil, todos se han volcado conmigo, desde familia y amigos hasta los patrocinadores. Hemos percibido lo mucho que cala en la gente el mensaje que dábamos, el cariño que recibes, mujeres que están pasando por lo mismo que tú pasaste o sientes y que te dicen que les sirves de ánimo, de ejemplo. Ves sus caras o te escriben un mensaje y encuentras ese apoyo y ves que el esfuerzo vale la pena”.   

 

El Reto Pelayo Vida ha contado con momentos muy duros, por ejemplo, la subida al Sajama “hizo mucho frío y no sabes cuánto vas a aguantar, porque lo notas, dejas de sentir las manos, pero no sabes cuánto puedes estar así hasta que sea peligroso y lo temía porque yo había tenido neuropatía periférica con la quimioterapia. Además, el esfuerzo físico previo es tremendo, cuando por las noches tras el trabajo y entrenar tenía que subir a redes me quedaba dormida con el móvil en la mano. Sin embargo, allí el esfuerzo me pareció más mental, sabes que no vas a ir a un paseo pero tienes que mantenerte en la mentalidad de disfrutarlo, que es algo único en tu vida que casi nadie lo va a vivir, y aunque sea duro tienes que extraer lo bueno, haga frío, viento...”   

 

 

Para Raquel, el paralelismo de este Reto no es solo entre subir una montaña y superar la enfermedad, es que cada uno extraiga para su vida “que siempre te puedes poner objetivos, retos personales, llegar a conseguirlos, porque lo importante es superarte, seguir adelante y seguir ilusionada con ellos y que pese a las adversidades, pase lo que pase, hay que quedarse con lo bueno: te pueden pasar cosas malas, hay momentos duros, pero eres una persona y no sería bueno para ti no sentir a veces rabia, dolor, y exteriorizarlo, pero el trasfondo es que tienes que seguir adelante porque la vida nos ha dado una segunda oportunidad”.  

 

Además, nuestra compañera lo tiene claro: “Me ha servido para estar centrada en ello y ser más fuerte mentalmente. De hecho, cuando falleció mi madre mi mentalidad cambió un poco y con el cáncer terminó de cambiar, aprendí a relativizar y que muchas cosas pasaran a ser secundarias. Con esta experiencia me siento un poco más fuerte mentalmente”.  

Respecto a su experiencia en atSistemas: “los compañeros me han apoyado, cuando volvía los lunes de los entrenamientos duros del fin de semana me preguntaban y con los que son más aficionados a la montaña los compartía más en detalle”. 

 

 

Respecto al balance, Raquel lo tiene claro: “hay que quedarse con la conclusión de que es un reto que no está al alcance de muchas personas y que te enseña a poner el foco en lo importante, pensar en lo que nos haga felices, y buscar que cada día tenga momentos especiales, no esperar a largo plazo; encontrar que cada día tenga sentido y relativizar las cosas para estar felices en el día a día”. Y, no hay duda, Raquel ha conseguido que todos los que formamos parte de atsistemas nos sintamos un poco parte de ese reto que con tanto esfuerzo y dedicación ha conseguido. Es imposible no contagiarse de su energía y sus ganas de seguir superándose a diario. ¡Enhorabuena Raquel!  

Redacción atSistemas


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